martes, 17 de enero de 2012

¡Pues ya estamos metiditos en el 2012, atchús!

Quiero comenzar esta entrada felicitándoos este nuevo año, que aún no había tenido posibilidad, y pidiendo disculpas a las personas que pasasteis por mi anterior entrada y ni siquiera os respondí.
El caso es que imaginaba este mes de Enero como uno muy importante en mis planes, y tuve la agradable sorpresa de saber que además contaría con diez días de vacaciones que para nada estaban planeados.
Así que ya me frotaba las manos con alegría, pensando en las horas que me iba a pasar frente a la pantalla del ordenador revisitando los capítulos finales de mi novela y dejándola ya preparadita para su viaje a Amazon. Y entonces sobrevino el desastre.
No sé si ha sido gripe, si ha sido un catarro tamaño XXL, o qué narices me ha postrado en cama hasta el viernes, con días rozando los cuarenta grados de fiebre. Lo que sí que sé es que ha conseguido desbaratar todos mis planes, cinco míseras páginas conseguí avanzar el primer día de vacaciones.
Por lo que ahora tengo mis dudas con respecto a poder acabar la corrección en Enero. Bien es cierto que las dos próximas semanas tendré la casa para mí solo durante las mañanas, una vez haya dejado al pequeñajo en la guardería, pero no sé hasta qué punto serán provechosas.
Y lo malo es que esto retrasa el resto de planes, es decir, quería acabar esta corrección, acabar mi cuarta novela, a la que le faltan apenas cuarenta páginas, como muy tarde en Febrero, y acto seguido encarar la corrección de mi segundo manuscrito, que preveo ardua dado que es apenas la segunda vez que lo revisitaré. ¡Y me gustaría dejarlo pulidito para el segundo semestre del año!
En fin, que voy a ir dejando por hoy las reflexiones, que me agobio y estreso y seguro que los virus que resisten en mi garganta como irreductibles galos aprovechan para hacer de las suyas.